viernes, 30 de mayo de 2014

Un sacerdote apóstol de la educación (cont).


Al recibir la Unción Sacerdotal, el Padre José alcanza la plenitud de los Ideales Vilasecanos, constituyéndose en Misionero Educador, transmisor de la ciencia, pero con él trasciende al tesoro espiritual de la conciencia. Podrá educar y formar la intimidad del ser humano.

En ese mismo mes de septiembre del año 1968 día 9, celebra su Primera Misa en la Iglesia de Nuestra Señora de Ocotlán, en la Ciudad de Puebla.

Los Superiores, conociendo por sus hechos las aptitudes formativas, lo destinan al Seminario Menor, donde fungió como Maestro durante los cursos 68'69'70'. Numerosos alumnos reportaron, del Padre José, no solo la erudición de sus clases, sino también la orientación definitiva de su vida.

En Septiembre de este año es nombrado PROMOTOR VOCACIONAL, y comienza a recorrer algunos puntos estratégicos para seleccionar jóvenes que habrán de ingresar al Seminario Josefino.

En los intermedios de esa labor promocional, estudia Psicoiogía y en 1972, mediante la aprobación de un riguroso examen, obtiene el Título de PSICÓLOGO EDUCATIVO.

La influencia del Concilio Vaticano II se hace sentir en toda la Iglesia con un equipo de Sacerdotes; por lo cual la Congregación envía a Colombia al Padre José para estudiar Psicología Pastoral. En ese País permanece hasta junio de 1970.

Apenas reintegrado a la Patria, los Superiores lo nombran RECTOR del Seminario Menor en San Luis Potosí. Este cargo lo ejerció durante los cursos 1972, 1974 Y 1975.

En ese año de 1975, por el mes de septiembre, fue nombrado  DIRECTOR GENERAL DEL INSTITUTO
JUVENTUD de Santa María la Ribera.

Después regresa al Instituto Pedro Castillo, de Minatitlán Veracruz, para ejercer como Director General durante el curso escolar 1979-1980.

En 1981 funge interinamente dentro del personal Josefino en la Parroquia de Santa Magdalena, Municipalidad de Contreras, en la Parroquia Josefina de la ciudad Capital de Guatemala, Centro América; de regreso a México funge en la Misión permanente de la Sierra Mazateca y en el Templo de la Sagrada Familia de Contreras.

Es nombrado por primera vez Director General del Colegio Fray Pedro de Gante, en la Colonia Obrera, que ejerce durante los cursos de 1982 y 1983.

En los cursos de 1983 al 2001, es reincorporado al Colegio Juventud de Sta. María la Ribera para fungir como su Director General.

Los Superiores determinan darle un receso provechoso en el ejercicio del Ministerio Sacerdotal, y lo nombran Vicario Cooperador en la Parroquia Josefina del Señor del Perdón.

Permanece allí poco tiempo, porque en esa misma Parroquia sufre un accidente; una caída, y tiene que operarse de la cadera por tercera vez, regresando a dicha Parroquia, ahí ya está en trámite la entrega de esta Parroquia del Señor del Perdón a la Mitra, por lo tanto, el Padre es nombrado nuevamente al Colegio Fray Pedro de Gante como Director General, cargo que cumple hasta el fin del ciclo escolar año 2008.

Actualmente se encuentra en la Parroquia de Portales en la Iglesia que pertenece a la Congregación.

El misionero Josefino armoniza su labor educativa con el Ministerio Sacerdotal. La entrega de las ciencias y la norma de la disciplina fundamentan la educación natural; pero se afina elevándola a una apreciación del Orden sobrenatural: Más.aun, viviendo la vida de la gracia.

En esta delicada aplicación, el P. José empleó los talentos de su Vocación y formó generaciones de verdaderos cristianos, abiertos a la ciencia y progreso en perfecta armonía en su apertura a la gracia Divina. Y este es un cultivo que se logra con paciente persuasión y buen ejemplo. La Confesión frecuente, la devota asistencia a Misa, Retiros y Ejercicios Espirituales con oportuna incidencia; moralidad en la conducta dentro y fuera del Plantel, forjan la Educación integral que la Institución prometió a los padres de familia.

Y en cuanto al hogar, procuró que esa Educación fuera respaldada por los padres, cuya responsabilidad avivó con periódicas conferencias.

Los exámenes orales se realizaban en presencia de los padres de familia y demás interesados.

Organizó entre sus alumnos mayores la Asistencia a familias pobres y anualmente el Apostolado directo incursionando con su Director, en los poblados aislados, para la celebración de los Oficios de Semana Santa. Así los alumnos han participado activamente de la Liturgia en las Parroquias Josefinas de la Misión de la región Mazateca y de la región de Huautla.

Los jóvenes alumnos, una vez promovidos a su profesión, no olvidarán los principios inconmovibles de su formación bajo la dirección del Padre José García Espejel.

Los triunfos de la vida no nos hablan de felicidad terrenal. Todos conocemos el rostro y la alegría del Padre José, reflejada en una amplia sonrisa salpicada de chistes y chascarrillos oportunos; su voz de modulación varonil, tan firme como su paso y su accionar diligente y decidido, Pero nadie conoce los sufrimientos físicos y espirituales con que Dios le ha probado.

Dentro de ese exterior fino y amable, se halla una persona inmolada por el deber, cargada con el peso del Superiorato. Los Superiores le confían desde su juventud, encargos de responsabilidad y así experimentaron un reposo con su ayuda.

No solo los desempeñó durante sus estudios seminarísticos, sino también al iniciar el Sacerdocio. Confiaron en su formalidad para dejarle la responsabilidad de su propia persona. Así se explica el porqué de la ascensión meteórica en su curriculum tan lleno, que parece desbordar los límites de lo prudente. Sin embargo, ha sido probado con grandes tribulaciones, los que estamos cerca de él y de la familia, sabemos de su cruz y cómo la carga sin queja alguna.

Dios conserve al Padre José, no solo en su vocación, sino en esa ortodoxia católica que tan finamente ha cuidado, sin dejar los progresos de la modernidad para completar la educación, tomando como siempre con gran tino, todo lo posible de nuestros tiempos para lograr en las almas la perfección.

P. Manuel Robledo Gutiérrez.