miércoles, 29 de enero de 2014

"Los ángeles ¿verdad o mentira?". Capítulo 3. Los falsos ángeles de la Nueva Era. (cont)

Escepticismo.


Doctrina filosófica que consiste en afirmar que la verdad no existe, o que el hombre es incapaz de reconocerla, en caso que exista. Incredulidad o duda acerca de la verdad o eficacia de alguna cosa; su incredulidad es exagerada y afectada (Diccionario Quillet).

Su representante típico fue Pirrón (300 a. de C.). El escepticismo tiene diversas manifestaciones a través de la filosofía desde la época griega. En los tiempos modernos, el representante típico es Montaigne.

Escepticismo es la imposición de una duda perpetua, como método para conocer la verdad. Hay que dudar incluso de lo que los sentidos comprueban y hasta de la propia existencia. Esto lo resolvió Descartes con algo muy sencillo pero profundo "pienso, luego existo".


Argumentos en contra.

La duda puede llegar a ser una defensa, es imposible conocerlo todo con certeza, o despreocuparnos de si es o no aquello. No concibo que haya habido un solo hombre que no haya sido asaltado por la duda y esto, considerándolo en el mejor de los sentidos, pero de esto, a crear un sistema de conocimiento fundamentado en la duda, hay infinita distancia.

El escepticismo es contradictorio, pues, asegura que duda de todo y, sin embargo, asegura algo, luego no duda de todo. Sólo con la certeza, la seguridad de las cosas y los acontecimientos, el hombre construye una personalidad consistente. Las personalidades endebles dudan de todo e incluso de la evidencia de los primeros principios de la razón, se obligan a sí mismas a actuar contra natura.

Un escepticismo sui generis, muy intenso y basado en sus gustos, placeres y conveniencias vive el hombre de hoy.

Los cambios y reformas constantes innecesarias y mal conducidas, los sistemas corrompidos en todos los sectores de la sociedad mundial, han llevado a la duda, que es justamente la base de todo escepticismo. Nuestro hombre actual sólo llega a creer, aunque sea la peor de las falsedades, aquello que se identifica con su forma de vivir, pues en ello juegan un papel preponderante los sentidos que se han desarrollado gigantescamente, aplastando las facultades reinas del ser humano; el entendimiento, la voluntad, la conciencia ontológica.

Hoy en día, la autoridad y la verdad sea moral, religiosa, científica o filosófica se pone en tela de juicio, si no obedece a los caprichos; y así forjan sus propias leyes, su propio credo.

Se me objetará que no es tan escéptico, pues cree en algo y yo respondo que hay que descubrir que el escepticismo conduce a la duda a no dar crédito a nada, para que no creyendo a la verdad, pueda conducir al hombre a la mentira, al error.

El escepticismo empuja a la humanidad a la inconsistencia, a la volubilidad, a la amargura y sólo en la seguridad en la verdad y de la verdad, pueden levantarse los grandes hombres, los héroes y los santos.

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Racionalismo.


Posición filosófica que en el planteo y solución de los problemas se funda ante todo en la razón como facultad pensante y cognoscitiva. Sistema filosófico que apoya sobre la razón las creencias religiosas. Lo que es el Non Serviant "no te serviré". Pues en lugar de lograr con plenitud llenar el entendimiento de la única verdad de donde emana toda verdad que fundamenta, anda el ser humano creando, inventando ideas erróneas que lo conducen a la oscuridad.

Argumentos en contra.

Unos creen a los sentidos, otros dudan de todo, algunos hacen su Dios falso y estos últimos sólo a la razón y lo que no explique, es mentira. ¡Pobres ciegos que no quieren o no pueden ver!

Este movimiento no racional sino racionalista, nació en Europa al terminar la Primera Guerra Mundial. Sus principales figuras son: Gropius, Le Corbusier, Mies van der Rohe, Brewer, Mendelson, entre otros. El racionalismo es uno de tantos sistemas pseudofilosóficos, fundados para negar lo sobrenatural; sin embargo, muchas cosas espirituales que corresponden a la religión, podemos descubrirlas con la razón asistidos de la Gracia.

Los grandes misterios, como el de la Encarnación y otros, no podemos entenderlos en sí mismos, pero si usamos de la razón para hacer el acto de fe y creer en aquello que nos parece inexplicable, creo que Dios es quien lo revela y El, perfectísimo en grado infinito; no puede engañar ni engañarnos; creo porque descubro racionalmente causas y efectos del misterio divino. Podríamos seguir demostrando como un acto de fe, que decimos ciego, está pleno de luz por la Gracia sobrenatural y, de algún modo, no esencialmente, por la misma razón.

Puedo, con la razón probar la divinidad de la religión católica. La historia, no sólo la eclesiástica, sino incluso la profana, si es historia y no historieta, conserva en su haber la narración de auténticos hechos milagrosos y realizaciones proféticas, lo cual nos lleva a la conclusión de que la religión católica es divina.

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Determinismo.


Determinismo es el sistema filosófico que enseña que no somos libres de obrar, sino que estamos determinados de antemano a ello en tal o cual sentido, por factores que nos impulsan necesariamente.

Determinismo físico o científico es el que niega la libertad pretextando que nos forzan a obrar motivos de orden físico, por ejemplo, la ley de la conservación de la energía, que rige a la materia.

El determinismo fisiológico niega la libertad alegando que el miedo, la herencia, el clima, el temperamento, etc., son factores que la anulan.

El determinismo psicológico niega la libertad pretextando que el motivo que nos mueve a obrar se nos presenta de tal manera, que no podemos elegir otro. Pero tanto el determinismo físico, como el determinismo fisiológico y el determinismo psicológico van contra la libertad del hombre y la Providencia divina.

Todo este tipo de hipótesis son indemostrables; aseveran, afirman, pero nada pueden probarnos. Nosotros, en cambio, sí podemos probar que el hombre es libre y que existe la Providencia.


Argumentos en contra.

La libertad es una propiedad de nuestra voluntad, por la cual elegimos una cosa más bien que otra en igualdad de circunstancias.

Pruebas:

a) La conciencia nos comprueba a cada instante la existencia de la libertad. Conozco y decido mentir o no mentir.

b) Sin la libertad, no podría haber acto humano (que es el acto consciente). En consecuencia no habría responsabilidad.

c) Si no hay acto humano, ¿para qué queremos la ley?, es inútil el mandato o la prohibición.

d) No podría haber mérito, ni demérito, ni premio, ni castigo, ni vicio ni virtud. ¿Para qué los derechos y los deberes?

Habría que romper con todo un contexto humano y social para imponer el determinismo. Lo cual es un absurdo imposible.

En cuanto a la Providencia divina invocaremos al Libro Sagrado: "se extiende poderosa del uno al otro extremo y lo gobierna todo con suavidad" (Sap 8, 1). "Todo lo dispusiste con medida, número y peso" (Sap II, 21). "Todo lo que Dios creó lo conserva y gobierna con su Providencia" (Sap 8, 1). "La Providencia es la misma razón Divina, asentada en el principio supremo de todas las cosas, que todo lo dispone; y lo mismo puede llamar disposición a la razón de las cosas, respecto al fin, que a la del orden de las partes en relación con el todo" (Boecio).

La Providencia divina, que es la acción de Dios sobre el hombre, o el cuidado y gobierno que Dios tiene a sus criaturas para dirigirlas con acierto a su bien eterno, ha de contar con la libertad humana que el mismo Dios ha regalado al hombre, y sólo en perfecta armonía; con la Providencia divina y la libertad humana, logrará alcanzar la felicidad de la tierra con trascendencia al reino eterno.

Esto es lo que ofrece nuestra religión católica. En cambio, el determinismo hace del hombre un guiñapo que puede llegar a los peores excesos: vicio, depresión, crimen, suicidio, supersticiones como las de la Nueva Era.


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