lunes, 6 de enero de 2014

"Los ángeles ¿verdad o mentira?". Capítulo 3. Los falsos ángeles de la Nueva Era. (cont)

Origen remoto de la Nueva Era.


Aunque históricamente hemos descubierto el origen de la Nueva Era, lancémonos a encontrar su nacimiento en la remota creación desde el Paraíso, cuando la serpiente diabólica invita a nuestros Primeros Padres a ser como Dios: "Y seréis como dioses", dícele la serpiente diabólica a Eva y Eva a Adán. Y los invita a ser como dioses y ellos, pobres, aceptan y en cambio, no sólo no llegan a ser dioses sino pierden dones y gracias. Así el hombre sufre el fracaso trascendente que actualmente lo ha hecho perder valores y principios morales-religiosos buscando convertirse en deidades y se escucha no sólo "seréis como dioses; sino que sois dioses".

La filosofía de la Nueva Era realmente comenzó con nuestros Primeros Padres en el jardín del Paraíso, ellos fueron seducidos por Lucifer, quien se les apareció en forma de serpiente y les dijo: "Seréis como dioses, conocedores del bien y del mal (teosofía).

Y también les dijo: "no moriréis" (reencarnación). Así comenzó el primer intento triunfante de Satanás, para lograr la desobediencia del hombre hacia Dios (Eileen Mc Garrity).

Aunque el Sábado Santo se canta la bella expresión agustiniana: "¡Oh feliz culpa que mereció tal Redentor!", no deja de ser doloroso que por esa tremenda rebeldía contra Dios, haya el hombre que sufrir tanto; pero lo más amargo es considerar cuánto se ha ofrecido a Dios y el número de almas que han sido sepultadas en el Infierno.

Trabajó, es decir, corrompió a varias regiones, por ejemplo: Egipto, Filadelfia, Nueva York, etc. Por ello y por una secreta investigación, la Sociedad Psíquica de Londres pudo descubrir sus engaños declarando en contra de ellos: "la Blavatsky ha conquistado su puesto en la historia como una de las más cabales, ingeniosas e interesantes impostoras. Por tanto es reo de un largo y continuo complot para producir por medios naturales una serie de prodigios aparentes y así sostener el movimiento teosófico", la misma Elena se desbarrancó cuando declaró lo siguiente: "para mandar a los hombres es necesario engañarlos".

Después de una vida libertina, falsa e impía muere la tal Elena y le sucede quien fuera su más cercana colaboradora: Ana Bessat, otra atea y revolucionaria, cuyos libros hablan elocuentemente de ella y confirman nuestras aseveraciones: Manual de un libre pensador, Un mundo sin Dios, El Evangelio del ateísmo.

Recibió de las sectas secretas a las que ella pertenecía todo el apoyo para pagar el teosofismo, con esos apoyos y sin la menor conciencia, condujo a la teosofía a un lugar relativamente preponderante; y así, enajenada por el falso éxito se atrevió a realizar algo que provocaría su caída; preparó a un muchacho hindú, le llamó Krishnamurti y con astucia diabólica, la tal Ana, propagó que en la próxima época Cristo se serviría del cuerpo de Krishnamurti para ayudar a los hombres como lo hizo en tiempos anteriores. Exponiendo, desde luego al muchacho a una infame adoración. Esto provocó que los otros impíos rompieran con ella, no por la más elemental conciencia, sino porque consideraban una imprudente audacia que perjudicaba a la causa. Así que Steiner, Krishnamurti y sus seguidores la abandonaron.

Una vez que la abandonaron, el teosofismo se dividió; y Ana Bessant se quedó con su teosofismo budista, Steiner se apoyó en las ideas egipcias neoplatónicas. Lógico resultado de tanta falsedad, soberbia y odio a la verdad.

Y continúan las mujeres en pos del mal, las cuales, cuando se dedican a la perversidad no tienen medida. Después de las fuertes bajas que tuvo el teosofismo por las exaltaciones de Ana, toma la dirección Alice Bailey quien separada del marido y de los hijos y con muchas necesidades económicas y penas morales, se inscribe en el teosofismo decadente. Audaz, con don de gentes y con la ayuda de Satanás, gana muchos prosélitos, forma varios movimientos de la misma sociedad teosófica denominándolos con nombres sugestivos, de tal manera, que es con ella, con quien da comienzo la Nueva Era.

La fundación en Escocia del Centro Findhor, que después pasa a Estados Unidos, da un impulso certero al movimiento y el fundador del referido Centro David Spanger da vida al libro El nacimiento de la Nueva Era.

Por ello, ya en 1975, todos los medios, modos y fines que permanecían secretos, se abrieron al público, los cuales han logrado una gran divulgación, haciendo un daño, a veces irreparable.


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