lunes, 10 de febrero de 2014

"Los ángeles ¿verdad o mentira?". Capítulo 3. Los falsos ángeles de la Nueva Era. (cont)

Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre. Lo que dice la Iglesia católica a través del Magisterio.


Jesucristo Nuestro Señor, constituye para la Nueva Era el gran enemigo, por ser una persona concreta, que tanto la Sagrada Biblia como la Historia Eclesiástica, exaltan y prueban la figura divina de Jesucristo. La misma historia profana, si es verdadera, no puede negar la existencia de Jesús el hijo de Dios.

Escuchemos al Eterno Padre: "Este es mi hijo muy amado en quien tengo puestas todas mis complacencias, escuchadle" (Mt 3, 17-17, 5).

El mismo Jesucristo puede probar con su vida su doctrina, sus milagros. Sus profecías, con el testimonio de los Apóstoles y del mismo Padre Celestial, que Él es Dios y Hombre verdadero. Y, ¡ay de aquél que no por ir detrás de novedades, pierda la fe en el Verbo hecho Carne, Jesucristo Nuestro Señor y acabe confundiendo lo santo con lo inmundo, en el Cielo con la Tierra!

Sólo hay un Salvador de los hombres: Jesucristo, Segunda Persona de la Santísima Trinidad que, tomando cuerpo humano en el vientre virginal de la Santísima Virgen María y uniendo hipostáticamente su divinidad de su humanidad se llama Jesucristo.

Jesús Salvador: "Le pondrás por nombre Jesús, porque ha de salvar a su Pueblo de sus pecados", este texto escriturístico habla elocuentemente de la misión salvadora de Cristo.

Cristo = Mesías, que quiere decir Ungido o Consagrado, pues Cristo fue, es, y será Sacerdote, Rey y Profeta: Sacerdote, en cuanto ofreció el gran sacrificio de la Nueva Ley y se constituyó Mediador entre Dios y los hombres.

Cristo Rey porque todas las criaturas están sometidas dulce y suavemente a su dominio: "Mi yugo es suave, mi carga ligera".

Cristo Profeta, pues durante su vida profetizó: "Mirad que vamos a Jerusalén y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los Sacerdotes y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que los escarnezcan y lo crucifiquen, más al tercer día resucitará" (Mt 20, 18). "Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos" (28, 20). Y todo se ha cumplido.

¿No conocemos acaso su pasión dolorosa? La Iglesia a pesar de todas sus vicisitudes, de tantas persecuciones, permanece firme porque Cristo, Cabeza de la misma, permanece a Ella, y encontramos a Nuestro Señor Jesucristo en los Sagrarios de los Templos llamando, amando y recibiendo y lo descubrimos, de otra forma, en su doctrina.

También exclamó, para el futuro, que las puertas del infierno no prevalecerán sobre su Iglesia, por lo que, aunque la Nueva Era trate de sacudirnos, no nos vencerá. Lo juro en el nombre de Jesús, ante quien toda rodilla se dobla en el Cielo, en la tierra y en los infiernos.

Sostenemos que Jesucristo es Dios y vamos a hacerlo con el libro inspirado en el A. T., abundan las profecías que anuncian su venida; pero nos bastarán estas dos para probar nuestra tesis. Nos dice el profeta Isaías:"El mismo Dios vendrá en Persona y os salvará" y "He aquí que una virgen dará a luz un Hijo y su nombre será Emmanuel que quiere decir Dios con nosotros". Tales profecías se realizaron en Cristo con la precisión que fueron anunciadas. Así que Cristo es Dios.

Los milagros son prueba fehaciente de la divinidad de Cristo y el N. T. está pleno de hechos milagrosos realizados en su propio nombre: "Yo lo quiero sé limpio", dice al leproso. Igualmente comunicó a sus discípulos el poder de hacer milagros en su nombre e hizo milagros en confirmación de su divinidad: "si no hago las obras de mi Padre no me creáis, pero si las hago y no queréis creer en mis palabras, creed en mis obras" (Jn 10-37).

El milagro, no el "milagro" es, indudablemente prueba irrefutable de la divinidad de Cristo, por ello la Nueva Era con su representante inicua e ignorante la tal Conny Méndez (otra mujer impía) quiere con aberraciones y ridiculeces destruir la naturaleza, la esencia, las características del milagro y darle un enfoque vacío y naturalote. El mismo Cristo da testimonio de su divinidad: "todo lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo" (Jn 5, 19). "El Padre y Yo exclamando: "Este es mi hijo muy amado en quien tengo todas mis complacencias; escuchadle". Esto es indudablemente una proclamación de la divinidad de Cristo.

La ida perfecta y celestial de nuestro Señor Jesucristo nos da nuevamente pruebas de su divinidad: "Ejemplo os di para que como yo hice con vosotros, así vosotros lo hagáis" (Jn 13-15). "¿Quién de vosotros me argüirá de pecado?" (Jn 8, 46).

Contra los hechos y, sobre todo hechos tan singulares, sobran los argumentos: su doctrina transformó la faz de la tierra poblándola de santos, de mártires y, ¿por qué no decirlo? De sabios por miles y miles.

"Sabemos, dice san Juan, que vino el Hijo de Dios ...Este es el verdadero Dios y la vida eterna" (1a Jn 5, 20). "Tú eres el Hijo de Dios vivo" dice san Pedro a Jesucristo; y santo Tomás Apóstol: "Señor mío y Dios mío".

Pero los apóstoles no sólo con palabras testimoniaron la divinidad de Jesucristo, sino con su propia vida, muriendo mártires por Cristo-Dios y por su doctrina.

Y, ¿qué nos dice la Resurrección de Cristo? Que Jesucristo es el Verbo Eterno hecho hombre y que es el único salvador del mundo.

Todo lo dicho se ha probado por la existencia y la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo Dios y hombre verdadero.

Es imposible borrar la figura extraordinaria, única, excelsa, necesaria de Jesucristo Dios, como pretenden los diabólicos enemigos del bien, supliéndolo por sus falsos Cristos hasta llegar al actual Maitreya. ¡Pobre Nueva Era con sus cristos - salvadores falsificados!

Agregamos a estas pruebas de la Revelación Divina este pequeño artículo del "Nuevo Criterio" de la primera quincena de noviembre donde se comenta el libro del padre Alessandro Olivieri Pennesi, Ciudad del Vaticano: "La New Age o Era de Acuario anuncia su inminente cambio radical y positivo de nuestra sociedad y promueve un tipo de 'salvación' que contrasta inevitablemente con la figura del salvador anunciado por el cristianismo".

La investigación de Olivieri Pennesi, catedrático de la Universidad Pontificia Urbaniana pasa por tres etapas: 

En la primera se ofrece un cuadro de "cristología" de la Nueva Era, se ilustran conceptos claves y sus presupuestos teóricos.

La segunda etapa pretende elaborar una respuesta a la cristología de Acuario, teniendo en cuenta el panorama de la nueva religiosidad que caracteriza al final del milenio.

Por último, la tercera etapa plantea los desafíos que presenta la Nueva Era a la cristología católica y confirma el autor las figuras irrenunciables del Cristo de la Biblia, que anuncia la Iglesia.

Ante el panorama religioso actual, se había hecho necesario hacer estas aclaraciones sobre un argumento tan decisivo para el cristianismo: Cristo no es un Salvador más, es el Salvador, el Único Salvador y ésta es precisamente la conclusión del padre Alessandro Olivieri Pennesi.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio