"PROBEMOS SU EXISTENCIA" Lección 25
Lección
25
“Probemos su existencia”
(Continuación)
183.–
Dios gobierna y protege a los hombres por medio de los Ángeles y sí vivimos de
Fe, tendremos la experiencia, a quien el tiempo de nuestro Ángel Custodio.
184.
– Nosotros, quienes creemos en su existencia, ya los hemos hecho nuestros
compañeros y amigos y sintiendo su protección, confirmada por la Fe, viviremos
siempre acompañados sin sentirnos en triste soledad.
185.
- Santa Luduvina muchos años estuvo
enferma y veía a su Ángel de la Guarda que la consolaba en sus penas y
enfermedades. Cuando la visitaban otras personas, el Ángel desaparecía y
Luduvina quería que estas
visitas no se prolongaran, para no estar privada de la presencia de su Ángel
con quien conversaba familiarmente.
186.
– Santa Francisca Romana, gozaba del privilegio de ver continuamente a su Ángel
de la Guarda, aún en presencia de otras personas, sin que las personas vieran
al Ángel de Santa Francisca. Y cuando una de estas visitas cometía una falta el
Ángel se cubría el rostro. Y si ella misma cometía alguna imperfección, el
Ángel desaparecía y no lo veía más, sino hasta que reparaba su falta. El Ángel de la Guarda fue su guía, su
defensor y director. Una mirada del Ángel bastaba para hacer huir al demonio.
187.
– Estos ejemplos que hemos narrado son extraordinarios, no son para todas las
personas. Estas apariciones sólo se conceden a determinadas almas, no queramos
para creer que se nos parezcan los Ángeles. Para nosotros las almas comunes,
basta la Fe.
188.
- El momento en que empieza el
cuidado del Ángel Guardián a su custodiado. Conocemos, a través de la
Religión, que el Ángel Custodio empieza a proteger a su encomendado desde que
es concebido, pues desde el momento en que es concebido, es una nueva persona
y, por tanto, será un Nuevo Cristiano. Y aunque esté la madre y el hijo en
íntima unión y la vida del niño dependa de la de la madre, sabemos, que son dos
personas distintas e incomunicables.
189.
– Oficio de los Ángel Custodios sobre los hombres: Nos ayudan en lo
espiritual y en lo temporal; y conocedores de nuestra unión substancial, y de
que la salvación de nuestra alma está ligada al cuerpo, y de que nuestras
relaciones no sólo son con Dios, sino con los demás hombres, orientan su
atención asiduamente a nuestro ser.
190.
– Ilumina, de alguna manera, nuestro entendimiento, con inspiraciones,
con buenas motivaciones y, del mismo modo inclinan nuestra voluntad hacia el
Bien Verdadero.
191.
– Igualmente cuidan de nuestro cuerpo, ya que conocen que el cuerpo es
el Templo del Alma y que juntos resucitarán en el día del juicio final y
vivirán por siempre unidos en el premio o en el castigo.
192.
– Nuevamente invoquemos a la Sagrada Escritura para probar nuestra aseveración:
“Un
Ángel protegió a Judith en su hazaña de matar a Holofernes”. (Judith XIII, 28).
“Los
Ángeles salvaron a Lot de Sodoma” (Génesis XIX).
“Cinco
Ángeles protegieron al ejercito de los Macabeos” (II Macabeos, X).
193.
– Meditemos ahora, en estos bellos conceptos de hombres Santos:
Eusebio
de Cesárea: “Los Ángeles son tutores de los hombres”.
San
Hilario: “Los ángeles custodios son mediadores”.
San Basilio:
“Compañeros de nuestro camino”.
San
Gregorio Niceno: “Escudo protector”.
San
Cirilo Alejandrino: “Maestros que nos enseñan la adoración y el culto de Dios”.
193.
– Los textos escriturísticos que acabamos de citar y todos estos grandes
personajes de la Historia de la Iglesia, nos enseñan con autoridad lo que es
realmente el Ángel de la Guarda.
¿Cómo
frente a estos hombres sabios prefieren los católicos a todo aventurero que
enseña una doctrina falsa sobre los Ángeles?
194.
– Canta la Liturgia: “Cantamos a los Ángeles Custodios de los hombres,
que puso el Padre, junto a nuestra frágil naturaleza, como celestiales
compañeros para que no sucumbiéramos frente a las insidiosas acometidas de los
enemigos…”
Sor Clotilde
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